En el último capítulo de Inspiradores pudimos conocer los inicios de Marcelo Guital con su producto estrella, el agua embotella y su potente mensaje de enamorarse de los proyectos para luchar contra las adversidades.
Es un dispositivo
sencillo consistente en un molino con caja de forma de cono truncado, de martillos propulsados por motor
eléctrico de 3 HP 2.800 RPM trifásico.
Su función es la de
deshacer los terrones o grumos generados durante la hidratación de la mezcla.
En este proceso realiza la ruptura de los mismos generando una distribución
homogénea de la humedad en toda la mezcla. La generacion de grumos o "pelotitas" es inevitable, se utiliza poca agua y los materiales tienen diferentes indices de absorcion.
Si usted deja que esos grumos o "pelotitas" se agranden, al partirlas, vera el efecto BonBon, es decir, en el centro o nucleo la arcilla, envolviendo la misma una capa de cemento y una capa de cal, y la exterior sera la de arena. Si usted comprimiera su mezcla sin pasarla por la homogeneizadora, al comprimir esas pelotitas grandes o pequeñas, solo entraran en contacto las capas de arena, es decir aunque le agregue abundante cemento, el efecto sera el mismo, sus ladrillos se desgranaran, asi ha comprobado la necesidad del uso de la homogeneizadora,
Proporciona además un
esponjamiento de la mezcla adecuado para la dosificación del material
correspondiente a cada ladrillo prensado.
La caja dosificadora
de las prensas está diseñada para regular su volumen acorde a este nivel de
esponjamiento y segun la altura de ladrillo propuesto, tomando como relacion aproximada una compresion de 1,65 - 1,70. La omisión de dicho tratamiento, suministra mayor cantidad de
tierra de la necesaria por el natural apelmazamiento que genera la mezcla
mecánica. Por lo tanto en ese caso no se cuenta con el parámetro estándar que
asegura la correcta dosificación del ladrillo.
La homogeneizadora es el elemento que
asegura la pareja hidratación del cemento. Esa hidratación homogénea es uno de
las variables que garantizan la calidad del ladrillo.
Los martillos son flotantes o locos, a fin de que si por accidente cayera dentro de la mezcla objetos duros de volumen mayor que la granulometría del material indicada, el movimiento de giro ocasionado por el impacto de los martillos con el “intruso” disipa la energía de choque disminuyendo el riesgo de que este salga disparado por la abertura de la tolva de carga. Con el mismo fin, encontrara, en el interior de abajo una rejilla metalica de seguridad, la que jamas debe ser extraida, solo se abre para limpieza o cambio de martillos.
NO ES UNA MOLEDORA.
No deben introducirse materiales
duros como cascotes de la tierra solidificada en forma natural, mucho menos
piedras o residuos orgánicos. Para esos materiales duros o petrificados debe proveerse de un molino de martillos Robusta.
Ritmo de Desterronado.
El material mezclado
e hidratado debe verterse desde la boca de la tolva de carga en forma de lluvia, pareja.
No debe volcarse de
golpe sea con balde o pala que se realice este procedimiento. Al cargar su mezcla en volúmenes grandes, mucho material pasara sin ser debidamente procesado
Debe
prestarse atención al sonido del motor durante la descarga del material en la
tolva por cuanto es el mejor indicador de que el operario está suministrando el
flujo de material correctamente. La disminución de las revoluciones del motor genera
calentamientos, que de no prestarles atención, ocasionarán la quema de los
bobinados y por ende la inutilización
del motor.
Todo
motor eléctrico debe trabajar al régimen de revoluciones para el que fue diseñado.
Recolección
del Material Esponjado
En
su parte inferior del cono de caja, le permite introducir una carretilla por debajo para recibir la mezcla ya procesada.
Esta homogeneizadora se emplea para altos regímenes de trabajo.
Su homogeneizadora, es de fácil limpieza, lo que se recomienda hacer cada dos horas, para evitar el acumulamiento o fraguado del material que podría llegar a pegarse en sus paredes y que gastarían prematuramente los martillos.
Para limpiar su homogeneizadora, solo debe abrir la teja de protección inferior interna y con una espátula, limpiar cuidadosamente las paredes, en ese momento, también se debe controlar el desgaste de los martillos. La mayor eficiencia de su homogeneizadora sera cuando los martillos pasan a 1 cm. de la caja cónica.
En caso de no utilizar carretillas de recolección, se puede armar una caja metálica o de madera, entre las cuatro patas, dejando abierta una de las puntas para extraer el material ya procesado.
En
ningún caso se debe permitir el “ahogamiento” de la tolva de carga, o la
sobre carga de la carretilla que bloquee la salida de la mezcla. Es a los fines
de evitar acumulación de material dentro del molino que terminaría frenándolo y
nuevamente presentaría riesgo de quemar el motor.
Control
de Humedad
La
mezcla correctamente hidratada, no debe depositarse en las paredes de la caja cónica. Cuando la humedad
es excesiva (aún en pequeñas cantidades), se produce un depósito en las paredes
del cilindro que obstruye el giro de los martillos, frena el motor y nuevamente
presentaría riesgo de quemar el motor. En caso de ocurrir este fenómeno, debe detenerse el
proceso, secar la mezcla y sólo cuando haya desaparecido el exceso de humedad, proseguir con el
desterronado.
Claro está que debe respetarse
la hidratación mínima indicada para la correcta iniciación de la reacción química del cemento.
MANTENIMIENTO ADECUADO
de la Homogeneizadora.
Después de cada uso de la homogeneizadora es recomendable pasar un
cepillo plástico de pelos duros y largos por todas las partes donde se acumulan
restos de suelo cemento.
Complementar con un barrido de aire a presión en todas los
sectores donde pueda haber quedado mezcla hidratada acumulada. Un compresor de
aire de 25 litros que levante 60 libras es suficiente.
Tener en cuenta que todo residuo de material que quede en la
máquina, con el transcurrir de pocas horas endurecerá produciendo obstrucciones
y protuberancias rígidas que en el próximo uso dificultarán o impedirán el
trabajo o gastaran prematuramente los martillos.
Los objetivos de una (1) empresa de Ladrillos Ecológicos
Los objetivos de una empresa son resultados, situaciones o estados que una empresa pretende alcanzar o a los que pretende llegar, en un periodo de tiempo y a través del uso de los recursos con los que dispone o planea disponer.
Establecer objetivos es esencial para el éxito de una empresa pues éstos establecen un curso a seguir y sirven como fuente de motivación para los miembros de la misma.
Pero además de ello, otras ventajas de establecer objetivos para una empresa son:
permiten enfocar esfuerzos hacia una misma dirección.
sirven de guía para la formulación de estrategias.
sirven de guía para la asignación de recursos.
sirven de base para la realización de tareas o actividades.
permiten evaluar resultados al comparar los resultados obtenidos con los objetivos propuestos y, de ese modo, medir la eficacia o productividad de la empresa, de cada área, de cada grupo o de cada trabajador.
generan coordinación, organización y control.
generan participación, compromiso y motivación y, al alcanzarlos, generan satisfacción.
revelan prioridades.
producen sinergia.
disminuyen la incertidumbre.
Características de los objetivos
Para que los objetivos de una empresa permitan obtener los beneficios descritos anteriormente, deben contar con las siguientes características:
Medibles
Deben ser mensurables, es decir, ser cuantitativos y estar ligados a un límite de tiempo. Por ejemplo, a diferencia del objetivo “aumentar las ventas”, un objetivo medible sería “aumentar las ventas en un 20% para el próximo mes”. Sin embargo, es posible utilizar objetivos generales como el de “aumentar las ventas”, pero siempre y cuando éstos estén acompañados de objetivos medibles que en conjunto permitan alcanzar los generales.
Claros
Deben tener una definición clara, entendible y precisa. No deben prestarse a confusiones ni dejar demasiados márgenes de interpretación.
Alcanzables
Deben ser factibles. Deben estar dentro de las posibilidades de la empresa, teniendo en cuenta la capacidad y los recursos (humanos, financieros, tecnológicos, etc.) con los que cuenta, así como la disponibilidad del tiempo necesario para cumplirlos.
Desafiantes
Deben ser retadores (aunque realistas). No deben ser algo que de todas maneras sucederá, sino algo que signifique un desafío o un reto. Objetivos poco ambiciosos no son de mucha utilidad ni proporcionan mayor motivación, aunque objetivos fáciles al principio pueden servir de estímulo para no abandonar el camino apenas éste se haya iniciado.
Realistas
Deben ser realistas y razonables. Deben tener en cuenta las condiciones y circunstancias del entorno en donde se pretenden cumplir, así como la capacidad y los recursos de la empresa. Por ejemplo, a diferencia del objetivo “aumentar de 10 a 1000 empleados en un mes”, un objetivo realista sería “aumentar de 10 a 20 empleados en un mes”.
Coherentes
Deben estar alineados y ser coherentes con otros objetivos y con la visión, la misión, las políticas, la cultura y los valores de la empresa.
Tipos de objetivos
Existen diferentes tipos de objetivos en una empresa, los cuales pueden ser clasificados de acuerdo a su naturaleza, jerarquía y alcance de tiempo.
De acuerdo a su naturaleza, los objetivos se clasifican en:
a. Objetivos generales
También conocidos como objetivos genéricos, son objetivos basados en expresiones generales o genéricas. Algunos ejemplos de objetivos generales o genéricos son:
ser la empresa líder del mercado.
incrementar las ventas.
aumentar los ingresos.
generar mayores utilidades.
obtener una mayor rentabilidad.
lograr una mayor participación en el mercado.
ser una marca líder en el mercado.
ser una marca reconocida en el mercado.
aumentar el número de vendedores.
aumentar el número de activos.
crecer.
sobrevivir.
Dentro de los objetivos generales se encuentra la visión de la empresa, la cual es el principal objetivo general que persigue una empresa.
b. Objetivos específicos
Son objetivos concretos expresados en términos de cantidad y tiempo. Los objetivos específicos son necesarios para alcanzar los objetivos generales. Algunos ejemplos de objetivos específicos son:
incrementar las ventas mensuales en un 20%.
vender 10 000 productos antes de finalizar el año.
generar utilidades mayores a US$20 000 para el próximo periodo.
obtener una rentabilidad anual del 25%.
lograr una participación de mercado del 20% para el segundo semestre del año.
producir un rendimiento anual del 14% sobre la inversión.
aumentar la eficiencia de la producción en un 20% para el próximo año.
triplicar la producción antes de acabar el periodo.
aumentar el número de trabajadores de 10 a 12 en un mes.
reducir el nivel de ausentismo de los trabajadores en un 5% antes de finalizar el año.
adquirir 2 nuevas maquinarias para el segundo semestre.
abrir 3 nuevos locales comerciales para el primer trimestre del próximo año.
En ocasiones, a los objetivos específicos se les conoce como metas.
De acuerdo a su jerarquía, los objetivos se clasifican en:
a. Objetivos estratégicos
También conocidos como objetivos organizacionales, son objetivos que consideran a la empresa como un todo y que sirven para definir el rumbo de ésta. Son formulados por los dueños o los altos directivos de la empresa. Normalmente son generales y de largo plazo. Cada objetivo estratégico requiere una serie de objetivos tácticos.
b. Objetivos tácticos
También conocidos como objetivos departamentales, son objetivos que se dan a nivel de áreas o departamentos. Son formulados por los directivos o los gerentes de la empresa. Normalmente son de mediano plazo. Se establecen en función de los objetivos estratégicos. Cada objetivo táctico requiere una serie de objetivos operacionales.
c. Objetivos operacionales
Son objetivos que se dan a nivel de operaciones. Comprenden las tareas o actividades de cada área. Son formulados por los gerentes de áreas o los administradores. Normalmente son específicos y de corto plazo. Se establecen en función de los objetivos tácticos.
De acuerdo a su alcance de tiempo, los objetivos se clasifican en:
a. Objetivos de largo plazo
Se formulan generalmente para un periodo de cinco años y tres como mínimo.
b. Objetivos de mediano plazo
Se formulan generalmente para un periodo de uno a tres años.
c. Objetivos de corto plazo
Se formulan generalmente para un plazo no mayor de un año.
Recomendaciones sobre el uso de objetivos
Para finalizar veamos algunos consejos relacionados con el uso de objetivos:
se deben establecer objetivos generales, pero siempre y cuando éstos sirvan de referencia para establecer objetivos específicos. Establecer solamente objetivos generales puede generar confusión y falta de conciencia de hacia dónde realmente se quiere ir. Siempre es necesario acompañarlos con objetivos específicos.
es necesario establecer objetivos para la empresa en general, para cada área o departamento, y para cada equipo de trabajo. Los objetivos para cada equipo se establecen en función de los objetivos de cada área, y los objetivos de cada área se formulan en función de los objetivos de la empresa.
los objetivos de un área o departamento deben ser coherentes con los objetivos de otras áreas o departamentos. Por ejemplo, no sería coherente que producción establezca como objetivo aumentar el número de productos fabricados si marketing no cuenta con los recursos necesarios para vender los productos adicionales.
los objetivos deben ser comunicados en todos los niveles de la empresa. Se les debe comunicar y hacérseles recordar permanentemente a quienes corresponda.
siempre se deben establecer prioridades al momento de cumplir los objetivos. Se deben cumplir primero los objetivos más importantes, relevantes o urgentes, y dar prioridad a los objetivos estratégicos antes que los tácticos, y a los tácticos antes que a los operacionales.
los objetivos no deben ser estáticos. Se debe tener la suficiente flexibilidad como para adaptarlos a los cambios inesperados que podrían suceder en el entorno como, por ejemplo, los cambios repentinos en los gustos o preferencias de los consumidores como producto de nuevas modas.
una vez establecidos, los objetivos deben ser revisados periódicamente para asegurarse de que aún sigan siendo los resultados que pretende alcanzar la empresa o sigan siendo acordes a las condiciones del entorno, y cambiarlos o modificarlos en caso de ser necesario.
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ladrillo cerámico o calcinado - gran
perdedor ante el ladrillo ecológico
Cuando se examina el consumo energético de una casa se suele prestar atención a su diseño, a su climatización, a su equipamiento, al uso de energías renovables. Sin embargo, a menudo se suele obviar la propia casa en sí, es decir, la cantidad de energía requerida para producir cada uno de sus componentes: ladrillos, vigas, cemento, tejas, baldosas…
Esta información resulta muy interesante y puede producir algunas sorpresas. Como que una vivienda diseñada con criterios de eficiencia luego no lo sea tanto cuando se analiza lo que hay por dentro de las paredes. O que el gasto de energía para construir una plaza de aparcamiento subterránea pueda llegar a ser equiparable a la del uso del coche que está aparcado en ella. Y es que, como incide el investigador Ignacio Zabalza, del Centro de Investigación de Recursos y Consumos Energéticos (CIRCE), cada metro cuadrado habitable construido de un edificio convencional requiere de un total de 2,3 toneladas de materiales. Si se considera el peso de los recursos afectados por el proceso de fabricación, entonces esta cifra se multiplica por tres: 6 toneladas por m2.
¿Hasta qué punto son importantes los materiales de construcción en el balance energético de una vivienda? Imaginemos una casa unifamiliar de 222 m2 situada en Zaragoza, que es donde la coloca este ingeniero aragonés en un estudio publicado en la revista científica Building and Environment. Si se introducen los datos de esta hipotética vivienda en un programa de simulación que cumpla la actual normativa de certificación energética de edificios (RD 47/2007), el resultado que se obtiene es que va a generar cerca de 1,6 toneladas de CO2 al año, lo que corresponde a una clase B. Ahora bien, esto es teniendo en cuenta sólo el uso de la casa a lo largo de 50 años de vida (el gasto en calefacción, aire acondicionado, agua caliente, iluminación…), si se analizan los materiales utilizados en su construcción, entonces habría que añadir otras 57 toneladas de CO2.
Estas 57 toneladas adicionales supondrían el 41% del total de emisiones generadas por la casa a lo largo de 50 años. O dicho de otra forma, tendrían que pasar 35 años para que las emisiones producidas por el uso de esa vivienda en Zaragoza igualasen a las de su construcción. Paradójicamente, no son tenidas en cuenta por la normativa que evalúa la eficiencia energética de esa vivienda, cuando su impacto es mucho mayor que el de otros factores a los que se les da mucha mayor importancia.
Como explica Zabalza, se está desaprovechando una gran oportunidad de actuar en la eficiencia de las casas desde la propia elección de los materiales para su construcción. Un ejemplo de ello es el ladrillo, fabricado fundamentalmente a partir de arcilla extraída de canteras. Este investigador ha estimado que para fabricar un kilo de ladrillos en España se requiere consumir 3,56 megajulios equivalentes de energía primaria, gastar 1,89 litros de agua y emitir a la atmósfera 270 gramos de CO2. Sin embargo, existen algunas variantes que reducen de forma considerable estos impactos. Es el caso del ladrillo de arcilla aligerada (compuesto por un 85% de arcilla y un 15% de paja) y de los ladrillos silico-calcáreos (con arena de sílice). Sustituir unos ladrillos por otros puede resultar mucho más efectivo que otras medidas de diseño o de equipamiento de las que se habla mucho más. (Y NO SE HABLA DEL LADRILLO ECOLÓGICO)
Los bloques de arcilla convencionales no son tampoco los que tienen un mayor impacto en una casa. De acuerdo al “ranking” ambiental elaborado por Zabalza a partir de una adaptación de la base de datos suiza Ecoinvent, los peores materiales de construcción serían el aluminio (8,57 kilos de CO2 por cada kilo), el poliestireno expandido (7,34), la espuma rígida de poliuretano (6,79), el PVC (4,27), el cobre (2)… Y, al contrario, los mejores serían los compuestos de madera, el corcho o el ladrillo de arcilla aligerada.
“No vale como opción para todos los edificios, pero en algunos casos se podrían conseguir importantes ahorros sustituyendo las estructuras de hormigón por otras de madera”, incide el investigador aragonés. “Ahora se ha puesto de moda utilizar baldosas cerámicas de pasta blanca, lo que tiene un gran impacto por tener que importarse de Italia o Ucrania, cuando en Castellón y Teruel se tiene mucha arcilla de pasta roja”, recalca.
Otra forma de disminuir mucho el impacto ambiental de una vivienda sería si se pudiesen reutilizar algunos de estos materiales al final de la vida útil de la casa. Esto es hoy en día muy difícil, pues cuando se derriba un edificio lo que queda es una montaña de escombros en la que resulta muy complicado separar materiales. Por ello, este ingeniero aboga por un cambio radical en el diseño de la construcción para favorecer el desamblaje de algunos de sus componentes. “Esto es un cambio de mentalidad importante, pero habría que pensar en uniones que fueran atornilladas para facilitar la recuperación de materiales”.
Aunque este ingeniero va todavía más lejos y no se conforma con contabilizar el impacto de los ladrillos, también investiga la manera más eficiente de colocarlos. Si de la forma de construir edificios va a depender también la movilidad de las personas, por qué no incluir igualmente en el análisis la energía que se va a requerir después en los desplazamientos de sus habitantes. De esta forma, se podría comparar mejor las emisiones o el gasto de energía de un barrio residencial de casas unifamiliares dispersas frente al de unas torres de edificios de un barrio compacto. El propio Zabalza ha probado esta metodología para analizar el edificio del CIRCE, introduciendo el gasto en energía de los desplazamientos del personal desde sus casas hasta el trabajo (calculado por medio de encuestas). El resultado es que la movilidad supone el 50% de impacto del ciclo de vida de esa construcción.
Este tipo de análisis puede crear controversia, pero daría un enfoque muy interesante de la edificación. Y también evitaría que, como ocurre a menudo hoy en día, se pusiese la etiqueta de “ecológico” a edificaciones que en realidad van a seguir incrementando las emisiones de CO2 por los materiales de construcción utilizados o por los desplazamientos para llegar hasta ellas.
Ahora que se habla tanto de rehabilitación de edificios para mejorar la eficiencia de las viviendas a la vez que se reactiva el empleo, puede ser útil realizar este tipo de cálculos. “En España, el parque edificatorio es ineficiente, y está claramente sobredimensionado e infrautilizado”, detalla el investigador, que considera que a pesar del “boom” del ladrillo en los años anteriores a la crisis, existen 12 millones de pisos con más de 30 años y 6 millones de más de 50 años. ¿Compensa realmente la rehabilitación desde el punto de vista energético? “Yo creo que sí es una oportunidad, pues hay muchas viviendas antiguas sin aislamiento que consumen mucha energía”. Ahora bien, según Zabalza, los resultados podrían ser muy distintos en función de cómo se hiciera. “La rehabilitación de un edificio supone generalmente un ahorro energético del 60% respecto a su derribo para volver a construirlo”, destaca el ingeniero, que cree que una selección adecuada de los materiales utilizados en la rehabilitación permitiría disminuir aún más los impactos energéticos globales.